Normas Generales para Monaguillos

¿Que (es el ministerio?)

Los monaguillos ayudan al sacerdote durante la misa y en otras celebraciones litúrgicas.

¿Porque (es importante?)

Es un gran privilegio el servir en el altar de nuestro Dios.  Los monaguillos son seleccionados entre aquellos que muestran un deseo para una unión más íntima con nuestro Señor Jesucristo.  Nuestro amado Salvador se hace presente en el altar, tal como Él era en la Ultima Cena y en el Calvario.  Por consiguiente, los monaguillos tienen una responsabilidad solemne de hacer sus tareas asignadas con dignidad y reverencia.

¿Quién (puede servir y ser servido?)

Nuestra parroquia invita a los niños, niñas, hombres adultos, y mujeres adultas a ser monaguillos.  Los seleccionados deben de estar comprometidos a crecer en su fe, y a mantenerse comprometidos a este ministerio por el tiempo que son asignados como monaguillos.  Toda la gente de buena fe es bienvenida.  Aquellos que piensen que desean servir se les anima a que lo hagan.  Todo lo que se requiere es un deseo de servir en el altar de Nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.

Los monaguillos deben de ser lo suficientemente maduros para entender sus responsabilidades y para hacerlas bien y con la reverencia apropiada.  Deben de haber ya recibido la Santa Comunión por primera vez y recibir la Eucaristía regularmente cuando participan en la liturgia.  Los monaguillos deben de recibir el entrenamiento apropiado antes de empezar a servir como tales.

¿Cuándo (se lleva a cabo este ministerio?)

Hay cinco oportunidades para servir como monaguillo:

  1. Misas del fin de semana, incluyendo la misa del sábado y todas las misas del domingo
  2. Funerales
  3. Bodas
  4. Quinceañeras
  5. Las misas de días de fiesta y días santos de obligación
 

¿Cómo (se hace este ministerio?) Antes de la misa:

  1. Hable con el sacristán para asegurarse de que la mesa credencia tiene lo siguiente:
    1. Patenas (platones)
    2. Cálices (copas)
    3. Purificadores (trapos)
    4. Corporales
    5. Jarra de agua bendita
    6. Plato hondo para lavarse las manos
    7. Toalla para secarse las manos
    8. Misal (el libro rojo grande con las oraciones de la misa)
    9. Hisopo (rama para rociar, o vara de metal) y plato hondo con agua bendita (durante la temporada de Pascua, Navidad, y la Fiesta del Bautismo del Señor)
    10. Carbón extra y el recipiente de incienso (para misas donde se usa incienso)
  2. Póngase un alba sobre su ropa.  Las albas se encuentran en el closet de las vestiduras en la sacristía.  Use un cíngulo como cinturón.
  3. Pregúntele al coordinador de la misa si habrá algún rito especial durante la misa.
  4. Prepare su corazón para el ministerio en el que va a participar:

 

Oh Jesús, mi Rey y Señor,

 

Por la gracia del divino Padre y el poder del Espíritu Santo,

guíame con rectitud al servirte a Ti en el altar para ser siempre merecedor de Tu presencia.  Si hago un error, que sea una lección para que mi servicio sea perfecto mañana.  Jesús, te amo con todo mi corazón.  Amén.

 

O

 

Padre amado, creador del universo, tu llamas a tu pueblo a alabarte, a estar contigo y a estar unos con otros en la misa.  Te doy gracias por haberme llamado a ayudar a los demás en sus oraciones para ti.  Hazme merecedor de la confianza puesta en mí, y que a través de mi ejemplo y servicio lleve a otros más cerca de ti. Te pido esto en el nombre de Jesucristo, que es el Señor por los siglos de los siglos.  Amén.

 

Procesión:

 

  1. Siga al que lleva la cruz.  El lector con el Evangeliario seguirá después de usted.  Si lo acompaña otro monaguillo, caminen juntos.
  2. Únase a la congregación cantando el canto de entrada.  Agarre un libro de cantos de una de las bancas de la parte trasera de la iglesia.
  3. Haga una pausa para hacer una reverencia profunda junto con su compañero monaguillo al pasar enfrente al altar.
  4. Proceda alrededor del altar, suba la plataforma, y vaya a su lugar.

 

Durante la misa:

 

  1. Póngase de pie cuando la congregación se para, siéntese cuando se sientan, y arrodíllese cuando se arrodillan.
  2. Siempre ponga mucha atención al sacerdote en caso de que el necesite que usted haga algo fuera de lo ordinario (llevarle na pila nueva, llevarle un vaso de agua, traer algo de la sacristía, etc.).
  3. Participe completamente en la misa, incluyendo las oraciones, los cantos, y la Eucaristía.
  4. Mantenga una postura reverente, y en oración (con las manos juntas en oración, sentándose y arrodillándose rectamente, etc.).
  5. Durante la Liturgia de la Palabra:
    1. Después del “Gloria” abra el Misal en la página donde marca el listón azul y luego presénteselo al sacerdote en su lugar (excepto durante las temporadas de Adviento y Cuaresma, cuando no se canta el Gloria.  Durante estas temporadas, el Misal se presenta después del Kirie, o “Señor ten piedad”.)  El sacerdote le indicará cuando llevarlo haciéndole una señal. 
    2. Durante las temporadas de liturgias especiales, esté preparado para ayudar con un rito para esparcir agua bendita, con el incienso o con alguna oración especial o procesión especial.  Hable con el coordinador de la misa antes de la misa para asegurarse si va a usarse alguno de estos ritos en la misa en que está sirviendo.
    3. El segundo lector le dará el Leccionario después de la segunda lectura.  Ponga el libro en el estante debajo de la mesa credencia.  Si al lector se le olvida darle el libro, póngase de pie, vaya al ambo y coja el libro usted mismo.   
  6. Durante la Liturgia de la Eucaristía:
    1. Una vez que el canto de las ofrendas comienza, ponga en este orden: el Misal, el corporal grande en el lado del altar cerca al ambo, y los corporales pequeños en frente de donde se para el sacerdote, luego los cálices (encima del corporal grande), y un solo purificador en el altar.

 Luego, en este orden:

 
      1. Vaya a la mesa credencia a traer la jarra de agua.  Désela al sacerdote cuando se la pida.  El sacerdote pondrá una pequeña cantidad de agua en uno de los cálices y le regresará la jarra.
      2. Si hay dos monaguillos, uno se queda cerca del altar con la jarra de agua mientras que el otro espera a que el sacerdote llene los cálices con vino y luego recibe del sacerdote la jarra del vino vacía y la regresa a la mesa credencia.  Si usted es el único monaguillo, regrese la jarra de agua a la mesa, luego vuelva al altar para traerse la jarra del vino vacía que le entregará el sacerdote.
      3. El monaguillo que lleva la jarra de vino vacía a la mesa credencia agarra el plato hondo y la toalla para el lavado de las manos, y se coloca a un lado del monaguillo que tiene la jarra con agua bendita.  La toalla deberá ser colocada sobre el brazo del monaguillo que tiene el plato hondo.
      4. El sacerdote se volteará hacia los monaguillos después de terminar sus oraciones sobre el pan y el vino, en ese momento un monaguillo vierte agua sobre las manos del sacerdote mientras que el otro monaguillo sostiene el plato hondo debajo de las manos del sacerdote para colectar el exceso de agua.  El sacerdote se secará las manos con la toalla y la regresará al brazo del monaguillo.
      5. Inmediatamente después de la señal de la paz ponga las patenas (tazones) y purificadores en el altar.  Regrese a su asiento.
      6. El sacerdote llenará cada patena con las hostias consagradas.  Luego el pondrá la patena grande a un lado.  Camine hacia el altar, tráigase la patena grande que ahora está vacía, y regrésela a la mesa.  Regrese a su asiento.  
      7. El sacerdote servirá la comunión a cada uno de los ministros extraordinarios de la eucaristía, que luego se irán a sus estaciones.
      8. Una vez que todos los ministros se hayan movido a sus estaciones, tome el Misal del altar y regréselo a la mesa.  Ponga la bandeja de madera en el centro del altar, no la ponga encima de los corporales.
      9. La patena grande (tazón), la jarra de agua, el plato hondo, la toalla, y la jarra del vino son llevados a la sacristía por los monaguillos.  Póngase en fila para la comunión.  Regrese a su reclinatorio una vez que haya recibido la comunión. 
      10. Cuando toda la gente haya recibido la comunión, el sacerdote pondrá cualquier hostia que haya sobrado en el ciborio, limpiará las patenas, y las pondrá en la bandeja de madera.  Un monaguillo deberá de llevar la bandeja de madera con las patenas a la sacristía, y luego vuelve a su asiento.  Si está sirviendo usted solo, deje estos artículos en la mesa hasta que concluya la misa, luego los lleva a la sacristía.   
 
      1. El otro monaguillo espera a que el sacerdote le haga una señal para llevarle el Misal, y manténgalo abierto mientras él dice la oración después de la comunión.  Después de la oración, vuelva a su asiento.  (Atención: Algunas veces el sacerdote le pedirá que se quede cerca de él después de decir la oración para decir una bendición especial o un rito antes de que termine la misa.  Usualmente él le dejará saber cuándo puede regresar el misal a la mesa y usted a su asiento.)
      2. Cuando la congregación empieza a cantar el canto de salida, cante con ellos mientras observa los movimientos del sacerdote.
      3. Cuando el sacerdote se va de su lugar a hacerle reverencia al altar, váyase en procesión con su compañero a un lado:
        1. Camine Adelante el sacerdote, siga cantando el canto de salida.
        2. Baje la rampa siguiendo al que carga la cruz.
        3. Haga una reverencia profunda en frente del altar.
        4. Caminando en procesión lentamente por el pasillo principal hasta la pila bautismal.
        5. Si el canto de salida no ha terminado, colóquese cerca a la pila bautismal y termine el canto.
  1. Una vez terminada la misa:
    1. Dele las gracias a su compañero por su servicio y ayuda.
    2. Regrese su alba y cinturón al closet de las vestimentas en la sacristía. 
    3. De gracias a Nuestro Señor por el privilegio de servir a Su Iglesia durante la misa que acaba de concluir:

 

Oh Señor, Jesucristo, Eterno Sacerdote Mayor, te doy gracias por el privilegio de haber servido en el santo altar de Tu sacrificio.

Ahora, mientras pongo a un lado las vestimentas de ese servicio, te pido que pueda siempre pensar en Ti, y que actúe siempre sabiendo que es un privilegio el ser monaguillo.  Concédeme que siempre te busque y que te encuentre; que te siga siempre; que tu espíritu sacerdotal me guie, y que tu servicio de amor sea mi ejemplo.  Que tu Santo Nombre siempre esté en mis labios, y que cada una de mis tareas sean hechas siempre para Tu Gloria y alabanza.  Estando siempre listo para servirte, concédeme que conozca y haga siempre en todo Tu Santa Voluntad.  Que me mantenga puro y sin mancha y que sea merecedor de ser Tu servidor, y que por Tu gracia pueda perseverar hasta el final.            

Amén.

 

O

 

Señor Jesús, gracias por la oportunidad de servirte durante la Santa Misa.  En Tu Presencia Sagrada, mi corazón está lleno de dicha y de paz.  Concédeme que Tu Espíritu me guie siempre para poder crecer en Tu amor por la gracia del Padre Celestial.  Amén.